En pleno verano, con más horas de sol y temperaturas elevadas, muchas personas buscan ese tono dorado ideal en su piel. Pero para algunas, la necesidad de estar bronceadas se convierte en una obsesión compulsiva. A este comportamiento se le conoce como tanorexia: una adicción psicológica al bronceado que puede tener consecuencias físicas y emocionales …
Tanorexia: la adicción peligrosa al bronceado que pasa desapercibida


En pleno verano, con más horas de sol y temperaturas elevadas, muchas personas buscan ese tono dorado ideal en su piel. Pero para algunas, la necesidad de estar bronceadas se convierte en una obsesión compulsiva. A este comportamiento se le conoce como tanorexia: una adicción psicológica al bronceado que puede tener consecuencias físicas y emocionales graves.
¿Qué es la tanorexia?
Aunque todavía no está clasificada oficialmente como trastorno mental en los manuales de psiquiatría, la tanorexia es reconocida por los especialistas como un comportamiento adictivo que altera la percepción corporal. Las personas que la padecen se ven “demasiado pálidas” incluso cuando tienen un tono de piel visiblemente oscuro, lo que las lleva a exponerse al sol o a rayos UVA de forma prolongada y repetida.
Este patrón de conducta, además de generar una dependencia psicológica, causa daño acumulativo en la piel: quemaduras, envejecimiento prematuro, manchas, lesiones precancerosas y, en casos graves, mayor riesgo de cáncer de piel.
“La piel tiene memoria. El daño solar se acumula, y los bronceados actuales definirán nuestra salud dermatológica en 10 o 20 años”, advierten expertos de la aseguradora médica Nara.
Síntomas y señales de alerta

Las personas con tanorexia suelen mostrar comportamientos como:
- Vigilancia constante del tono de piel.
- Ansiedad en días nublados.
- Necesidad progresiva de aumentar el tiempo de exposición solar.
- Malestar emocional cuando no pueden broncearse.
También pueden experimentar síntomas similares a los de otras adicciones, como el síndrome de abstinencia. Estudios han demostrado que el bronceado libera endorfinas y opioides endógenos, generando una sensación de bienestar que, al desaparecer, puede causar ansiedad o incluso depresión.
Un trastorno que comparte raíces con otros

La tanorexia se engloba dentro de un conjunto de trastornos dismórficos o adictivos relacionados con la imagen corporal, como la anorexia, vigorexia, ortorexia o megarexia. Todas estas condiciones se caracterizan por una percepción distorsionada del propio cuerpo y suelen requerir intervención psicológica.
Recomendaciones para prevenir el daño
Desde Nara insisten en la importancia de disfrutar del sol de manera consciente y segura. Algunas pautas esenciales:
- Usar protector solar de amplio espectro SPF 30 o superior todos los días, incluso cuando esté nublado.
- Reaplicar cada dos horas.
- Complementar con sombreros, gafas de sol homologadas y ropa con protección UV.
“No existe el bronceado UV saludable. Ya sea en la playa o en una cama solar, el daño a la piel es real y puede ser mortal”, afirma la dermatóloga Deborah Sarnoff, presidenta de la Skin Cancer Foundation (SCF).
¿Cómo romper el ciclo adictivo?

La SCF y la doctora Sarnoff proponen estrategias psicológicas y físicas para reemplazar el hábito:
- Usar autobronceadores: aerosoles o cremas que ofrecen un tono natural sin dañar la piel.
- Ejercicio físico regular: el subidón de endorfinas tras una sesión en el gimnasio puede sustituir el placer del bronceado.
- Estilo de vida saludable: buena alimentación, hidratación y descanso mejoran el ánimo y la apariencia general de la piel.
Un estudio del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en 2017 mostró que 1 de cada 5 mujeres bronceadas presentaban síntomas de adicción. Aunque aún es un fenómeno poco visibilizado, los expertos coinciden en que debe tratarse como un problema serio, especialmente entre jóvenes y adolescentes, quienes son más vulnerables a la presión estética.