Taylor Swift vuelve a la escena musical con su duodécimo álbum de estudio, The Life of a Showgirl, que se lanza este viernes y marca el inicio de una nueva etapa para la artista estadounidense. El disco llega tras un año clave en su vida personal y profesional: recuperó los derechos de su catálogo, concluyó la histórica gira The Eras Tour y se comprometió con el jugador de fútbol americano Travis Kelce.
La producción supone el regreso de Max Martin y Shellback, colaboradores de la era 1989, quienes aportaron gran parte del sonido pop que consolidó a Swift como estrella global. Esta elección representa un distanciamiento temporal de Jack Antonoff y Aaron Dessner, responsables de los álbumes más introspectivos de la cantante como folklore, evermore y The Tortured Poets Department.
Kelce adelantó que el nuevo proyecto es “más animado” y un giro de 180 grados respecto a su trabajo anterior. El álbum está compuesto por doce canciones y toma inspiración en figuras femeninas icónicas. La portada, en la que Swift aparece sumergida en el agua, evoca a Ofelia, el personaje de Shakespeare, protagonista de la primera pista The Fate of Ophelia. Otra referencia llega con el tema Elizabeth Taylor, en honor a la célebre actriz de Hollywood.
El concepto central gira en torno a la vida de la artista tras el escenario, relatada también en la canción principal en la que participa Sabrina Carpenter. “El disco nace del momento más alegre, salvaje y dramático que he vivido nunca”, explicó Swift en el pódcast New Heights.
El lanzamiento se vive como un acontecimiento global. En Nueva York, Spotify instaló un pop up con pistas sobre el álbum, mientras Uber organizará eventos en tres ciudades con adopciones de gatos, el animal favorito de la cantante. Además, Swift anunció que proyectará un material audiovisual de 89 minutos entre el 3 y el 5 de octubre para celebrar la llegada de The Life of a Showgirl.
