Un reciente estudio internacional reveló que los casos de dolor lumbar en mujeres posmenopáusicas casi se duplicaron en los últimos 30 años. El aumento, que representa millones de nuevos diagnósticos en todo el mundo, plantea preguntas urgentes sobre los efectos hormonales de la menopausia, el estilo de vida y la falta de estrategias preventivas enfocadas en esta población.
Una tendencia en crecimiento
El análisis, basado en datos globales de salud entre 1990 y 2021, muestra que la cantidad de mujeres con dolor lumbar crónico se ha disparado. En muchos países, la prevalencia se duplicó incluso después de ajustar por edad y desarrollo social. En comparación con los hombres de la misma edad, las mujeres posmenopáusicas reportan casi el doble de incidencia y años vividos con dolor o discapacidad.
Factores hormonales y físicos
Los especialistas explican que, tras la menopausia, los niveles de estrógenos descienden drásticamente. Esta hormona protege los huesos, los músculos y los discos intervertebrales, por lo que su reducción acelera el desgaste natural de la columna. La pérdida de elasticidad y la degeneración de los discos son más comunes en esta etapa, aumentando el riesgo de hernias y dolores persistentes.
Además, el exceso de peso contribuye significativamente. Un índice de masa corporal alto ejerce presión constante sobre la zona lumbar, y la obesidad aparece como el principal factor modificable en la mayoría de los casos. A esto se suma la deficiencia de vitamina D, común en mujeres mayores, que afecta tanto la salud ósea como la muscular.
Otros factores de riesgo incluyen el tabaquismo, que reduce el flujo sanguíneo a los tejidos espinales, y las condiciones laborales que implican esfuerzo físico o posturas prolongadas.
Cómo prevenir y aliviar el dolor lumbar
Aunque el envejecimiento y la menopausia son inevitables, los expertos aseguran que hay formas efectivas de reducir el impacto del dolor lumbar:
- Ejercicio regular. Actividades que fortalecen la zona media del cuerpo, como pilates, natación o caminatas, ayudan a estabilizar la columna y prevenir lesiones.
- Control del peso. Mantener un peso saludable disminuye la presión sobre la espalda y las articulaciones.
- Postura adecuada. Revisar la ergonomía en el trabajo y en casa, incluyendo el tipo de silla, colchón y forma de levantar objetos.
- Suplementación responsable. Bajo supervisión médica, la vitamina D y el calcio pueden apoyar la salud ósea y muscular.
- Fisioterapia y terapias no farmacológicas. Técnicas de estiramiento, masajes, calor local y ejercicios guiados pueden aliviar la inflamación y mejorar la movilidad.
Más allá del dolor
El estudio advierte que el dolor lumbar en mujeres posmenopáusicas no debe considerarse un síntoma normal de la edad, sino un problema de salud que requiere atención integral. El tratamiento ideal combina control médico, educación física y hábitos saludables sostenidos en el tiempo.
Un mensaje claro
La menopausia marca una nueva etapa en la vida, pero no tiene por qué venir acompañada de dolor crónico. Adoptar medidas preventivas antes y durante esta fase puede ayudar a mantener la fuerza, la movilidad y la calidad de vida. Cuidar la espalda no es solo una cuestión de postura, sino una inversión directa en bienestar futuro.