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¿Te duele todo sin razón? Podrías estar deshidratado y no lo sabes

Si últimamente te duele todo, te sientes sin energía o estás más irritable de lo normal, es posible que tu cuerpo no esté fallando, sino simplemente pidiendo agua. Aunque parezca exagerado, la deshidratación puede manifestarse de formas tan sutiles que muchas veces ni siquiera la consideramos como posible causa de nuestro malestar general. No se …

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© Martinmark | Dreamstime.com

Si últimamente te duele todo, te sientes sin energía o estás más irritable de lo normal, es posible que tu cuerpo no esté fallando, sino simplemente pidiendo agua. Aunque parezca exagerado, la deshidratación puede manifestarse de formas tan sutiles que muchas veces ni siquiera la consideramos como posible causa de nuestro malestar general. No se trata solo de tener sed. De hecho, para cuando la sed aparece, ya puede haber un cierto grado de descompensación en el cuerpo.

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La fatiga inexplicable es uno de los primeros síntomas. Cuando no hay suficiente líquido circulando, el corazón necesita trabajar más para bombear sangre y oxígeno a los músculos y al cerebro. Eso genera agotamiento, incluso si dormiste bien o no hiciste nada físicamente demandante. A esto se suma una especie de niebla mental que puede confundirse con estrés o saturación digital: dificultad para concentrarse, olvidos frecuentes, e incluso dolores de cabeza que no se alivian con analgésicos.

Otro síntoma común —aunque poco reconocido— es el dolor muscular o articular. Muchas personas lo atribuyen al cansancio, al colchón o a malas posturas, pero la realidad es que el cuerpo necesita agua para lubricar músculos y articulaciones. Sin ella, los movimientos más simples pueden sentirse incómodos. Algo parecido ocurre con el estado de ánimo: el mal humor sin razón aparente, la irritabilidad constante o una sensación de ansiedad ligera también pueden estar ligados a una hidratación deficiente. El equilibrio emocional, en gran parte, depende de un sistema nervioso que funcione bien… y eso requiere agua.

Los signos externos también hablan. Labios partidos, boca seca, piel opaca, ojos irritados. Son mensajes claros de que algo falta. Pero en lugar de escuchar al cuerpo, solemos echar mano de café, snacks, suplementos o más pantallas, esperando que el malestar pase solo. El agua rara vez figura entre nuestras primeras soluciones.

© Fizkes | Dreamstime.com

Revertir este problema no requiere fórmulas complejas. Empezar el día con un vaso grande de agua en ayunas, llevar una botella reutilizable que te acompañe siempre, incluir frutas con alto contenido hídrico como sandía o pepino, reducir el consumo de refrescos y bebidas alcohólicas, y prestar atención al color de tu orina son pasos simples que pueden hacer una gran diferencia.

Ignorar la deshidratación puede generar un efecto dominó que afecta tu productividad, tu descanso y hasta tu estado de ánimo. Escuchar al cuerpo antes de buscar explicaciones complicadas es, muchas veces, el camino más corto hacia el bienestar. Tal vez no necesitas vitaminas, ni una sesión de fisioterapia, ni un nuevo colchón: tal vez solo necesitas agua.

El Especialito

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