Los lunes sin carne (Meatless Mondays) son la excusa perfecta para descubrir platos vegetarianos que no sacrifican ni sabor ni textura. Esta lasaña de berenjena y ricotta es el ejemplo ideal: cremosa, llena de capas, con una salsa de tomate casera y ese toque de albahaca que la convierte en una receta inolvidable. Es perfecta para comenzar la semana con algo reconfortante pero liviano, sin necesidad de carne. Puedes prepararla con antelación y recalentarla sin perder sabor, lo que la hace ideal para días ocupados. Y lo mejor: combina de maravilla con una ensalada fresca o pan de ajo.
Ingredientes (para 4–6 porciones)
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2 berenjenas grandes
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250 g de ricotta
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1 taza de queso mozzarella rallado
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1/2 taza de queso parmesano rallado
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1 huevo
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2 tazas de salsa de tomate casera o enlatada
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1 diente de ajo picado
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1 cucharada de aceite de oliva
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Sal, pimienta y albahaca fresca al gusto
Preparación paso a paso
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Preparar las berenjenas:
Lava las berenjenas y córtalas en láminas finas a lo largo. Espolvorea con sal y deja reposar 20 minutos para quitar el amargor. Luego sécalas con papel de cocina. -
Dorar las láminas:
En una sartén grande o plancha, cocina las láminas de berenjena con un poco de aceite hasta que estén suaves y ligeramente doradas. Reserva. -
Preparar la mezcla de ricotta:
En un bol, mezcla la ricotta con el huevo, sal, pimienta y un poco de parmesano. Añade albahaca picada si deseas un toque fresco extra. -
Armar la lasaña:
En una fuente para horno, coloca una capa de salsa de tomate, luego una de berenjena, una capa de ricotta y un poco de mozzarella. Repite las capas hasta terminar, acabando con salsa y más queso por encima. -
Hornear:
Precalienta el horno a 180 °C. Cubre la fuente con papel aluminio y hornea por 25 minutos. Destapa y hornea 10 minutos más hasta que el queso se dore. -
Reposar y servir:
Deja reposar 10 minutos antes de cortar y servir. Acompaña con ensalada de hojas verdes o pan rústico.
Esta lasaña de berenjena y ricotta demuestra que los lunes sin carne pueden ser igual de sabrosos (o más) que cualquier otro día de la semana. Su textura cremosa, el queso fundido y el aroma a albahaca conquistan desde el primer bocado. Además, es una receta económica, fácil de personalizar y perfecta para toda la familia. Prueba añadir calabacín, champiñones o incluso una capa de espinacas para variar cada vez. ¡Y no olvides guardar un poco para el almuerzo del día siguiente!