El planeta está lleno de reglas, costumbres y leyes que parecen sacadas de una novela absurda. Algunas tienen raíces históricas, otras buscan resolver problemas cotidianos y otras simplemente sorprenden por lo inesperadas. Estas curiosidades insólitas del mundo muestran cómo cada cultura resuelve de manera particular sus dilemas sociales.
En los Países Bajos, por ejemplo, un trabajador puede estar de baja médica hasta dos años y aún así recibir al menos el 70 por ciento de su salario. Es una de las protecciones laborales más generosas del mundo y refleja la visión holandesa de que la salud y la seguridad del empleado son prioridades que superan cualquier cálculo económico.
Hay casos que rayan lo surrealista. En Longyearbyen, una ciudad del archipiélago de Svalbard en Noruega, está prohibido morir allí. El permafrost impide que los cuerpos se descompongan y por eso se trasladan a tierra firme. En Grecia, las autoridades prohibieron el uso de tacones en sitios arqueológicos como la Acrópolis porque el calzado dañaba las piedras milenarias. Y en Barbados, vestirse con ropa de camuflaje está reservado únicamente para el ejército, de modo que los turistas que lo hagan pueden enfrentar multas.
La lista continúa con ejemplos que parecen bromas, pero son reales. En Singapur, la venta de chicles estuvo prohibida durante años para evitar la suciedad en las calles y aún hoy solo se permite en versiones terapéuticas. En Suiza, ciertos edificios residenciales consideran ilegal tirar de la cadena del inodoro después de las diez de la noche, porque se interpreta como contaminación acústica. En el Reino Unido existe la idea, más simbólica que práctica, de que es ilegal morir en el Parlamento, una tradición que refleja lo curioso de algunas normas antiguas.
Tampoco falta el toque extravagante en Asia. En Tailandia existe la llamada Ley de los Naipes, que impide poseer más de 120 cartas de juego sin registrarlas oficialmente. Y en Milán, Italia, hay una ordenanza que en teoría obliga a los ciudadanos a sonreír en todo momento, salvo en funerales y hospitales. Aunque difícil de aplicar, la regla refleja el espíritu de una ciudad que alguna vez quiso imponer la felicidad como deber cívico.
Estas rarezas no solo divierten, también hablan de la diversidad del mundo y de cómo las sociedades diseñan reglas para problemas muy distintos. Lo que en un país es una costumbre normal, en otro puede sonar imposible. Y esa es justamente la magia de explorar estas historias: descubrir que el planeta es tan variado que aún guarda sorpresas insólitas en cada rincón.