La migraña no es simplemente un dolor de cabeza intenso. Es un trastorno neurológico complejo que afecta a más de mil millones de personas en el mundo y que puede condicionar la vida laboral, social y personal de quienes lo sufren.
Diferentes tipos de migraña
Los especialistas distinguen varias formas de migraña:
- Episódica, con menos de 15 días de dolor al mes.
- Crónica, cuando los episodios ocurren 15 días o más al mes, durante al menos tres meses.
- Con aura, que incluye señales previas como visión de destellos o entumecimiento.
- Sin aura, en la que el dolor llega sin aviso, acompañado de náuseas y sensibilidad a la luz o al sonido.
Cómo enfrentan la migraña los pacientes
Quienes padecen migraña suelen recurrir a medicamentos específicos como triptanes o antiinflamatorios, además de tratamientos preventivos cuando los episodios son frecuentes. Otros eligen estrategias de autocuidado: dormir de forma regular, controlar la dieta, hidratarse bien, manejar el estrés o recurrir a terapias alternativas como la acupuntura, la meditación o el biofeedback.
Avances médicos recientes
En los últimos años surgieron nuevos medicamentos que apuntan al péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP), una molécula clave en la señalización del dolor. Estos fármacos han demostrado reducir la frecuencia y severidad de los ataques. También se investigan terapias que vinculan el control del peso y la salud metabólica con una mejoría en pacientes con migraña crónica.
La historia accidental del Botox
Uno de los descubrimientos más llamativos ocurrió de forma inesperada. En los años noventa, un cirujano plástico notó que varios de sus pacientes tratados con Botox para atenuar arrugas reportaban que sus migrañas disminuían. El hallazgo despertó el interés de neurólogos, que iniciaron estudios clínicos. Hoy, las inyecciones de Botox son un tratamiento aprobado para la migraña crónica, capaz de reducir los días de dolor y mejorar la calidad de vida.
Vivir con migraña
Más allá de los fármacos, vivir con migraña significa organizar la vida diaria alrededor de la prevención: identificar desencadenantes, ajustar la rutina y apoyarse en profesionales y grupos de ayuda. Cada paciente responde distinto, por lo que encontrar el tratamiento adecuado exige paciencia y seguimiento médico.
