Un nuevo estudio científico reveló que el atún rojo del Atlántico tiene la capacidad de procesar parte del mercurio que acumula en su organismo y transformarlo en compuestos estables que no son tóxicos para los humanos.
La investigación, publicada en Environmental Science & Technology y liderada por Alain Manceau del CNRS/ENS junto al ESRF y el Instituto de Investigación Marina de Noruega, subraya que medir el metilmercurio en lugar del mercurio total es clave para evaluar la seguridad del consumo de este pescado.
Los científicos hallaron que, a diferencia de ballenas dentadas o aves marinas, donde la desintoxicación ocurre en el hígado, en el atún rojo este proceso sucede principalmente en el bazo. Allí, el mercurio se une al selenio, un nutriente esencial del agua marina, formando complejos de mercurio-selenio mucho menos dañinos.
El estudio utilizó espectroscopía de absorción de rayos X de alta resolución del ESRF para rastrear el comportamiento del mercurio en estos peces, capturados en la costa de Noruega.
Aunque el atún rojo es un depredador que acumula altas cantidades de contaminantes, los investigadores destacaron que especies más pequeñas como el atún blanco o el de aleta amarilla, comunes en conservas, presentan niveles mucho menores de mercurio.
Los expertos concluyen que no todo el mercurio en los peces es igual de tóxico y que las recomendaciones de seguridad alimentaria deberían basarse en la forma química del metal y no en la cantidad total detectada.