Home/Insólito/La mujer que podía recordar cada día de su vida

La mujer que podía recordar cada día de su vida

Facebook
Twitter
Pinterest
© Susan Leggett | Dreamstime.com

En 2006, los neurocientíficos de la Universidad de California conocieron a una mujer que cambiaría todo lo que se sabía sobre la memoria. Su nombre era Jill Price, y aseguraba poder recordar cada día de su vida desde que tenía 14 años. No se trataba de recuerdos vagos, sino de escenas completas, fechas exactas y detalles minúsculos. Si alguien le decía una fecha cualquiera, podía describir con precisión qué hizo, qué llevaba puesto y qué noticias dominaban los titulares.

Los científicos comprobaron su historia y confirmaron que no era una ilusión. Jill sufría —o quizás disfrutaba— de un raro fenómeno llamado hipertimesia, también conocido como memoria autobiográfica total. A diferencia de quienes memorizan datos o números, las personas con hipertimesia recuerdan su propia vida como si la revivieran. No eligen qué conservar: cada emoción, cada conversación, cada día común queda grabado en su mente con una nitidez que desafía la lógica.

Lo más sorprendente es que no son muchas las personas que la padecen. Hasta hoy, se han documentado apenas unas pocas docenas de casos en todo el mundo. Algunos han sido estudiados en universidades como Irvine y Harvard. Entre ellos hay actores, profesores y personas comunes que jamás buscaron atención. Comparten un patrón: una memoria emocional tan fuerte que no pueden olvidar, incluso cuando lo desean.

Aunque parezca un don, la hipertimesia puede convertirse en una carga. Jill Price ha contado que vivir con todos los recuerdos intactos es agotador. Los malos momentos no se desvanecen, vuelven una y otra vez con el mismo dolor que el primer día. Otros pacientes describen que su mente es como una película que nunca se detiene. La ciencia aún no entiende por completo cómo funciona este mecanismo, pero se cree que el cerebro de estas personas tiene conexiones anómalas entre el hipocampo y la corteza temporal, regiones que gestionan la memoria y las emociones.

El caso de Jill abrió una puerta fascinante al estudio de la memoria humana. Reveló que el olvido, tan frustrante en la vida diaria, puede ser también una forma de protección. Recordarlo todo no es sinónimo de sabiduría, sino una muestra de cómo la mente equilibra lo que debemos conservar y lo que necesitamos dejar atrás. En ese delicado balance, la hipertimesia nos recuerda que a veces, olvidar es también un acto de supervivencia.

El Especialito

El Especialito

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *