La semana llegó cargada de noticias que —otra vez— ponen bajo los reflectores a los clubes ingleses. Entre lesiones de alto impacto y los cambios financieros en la Premier League, la competición vive uno de los momentos más tensos de la temporada.
En Londres, el Fulham recibió un golpe inesperado: el brasileño Rodrigo Muniz estará fuera hasta mediados de febrero por una lesión en los isquiotibiales que requerirá cirugía. El técnico Marco Silva lamentó perder a un jugador que ya venía arrastrando problemas físicos y que buscaba consolidar su mejor nivel en la liga inglesa.
La baja de Muniz, sumada a la de Antonee Robinson, abre el camino para que el mexicano Raúl Jiménez regrese como titular ante el Sunderland. “Raúl entrenó esta mañana y está para jugar”, confirmó Silva, destacando la oportunidad que se abre para el delantero.
Por su parte, el Arsenal enfrenta un problema aún mayor en su defensa. Mikel Arteta confirmó que Gabriel Magalhaes estará varias semanas fuera tras lesionarse en el amistoso entre Brasil y Senegal disputado en el Emirates Stadium. El técnico español lo calificó como “nuestro líder en defensa”, recordando que el equipo apenas ha recibido cinco goles en la Premier League y se mantiene imbatido en Champions.
Con la baja de Gabriel, Arteta perfila a Christian Mosquera como el principal sustituto. El joven central español ha sorprendido al cuerpo técnico por su rápida adaptación y ya disputó minutos importantes en Copa de la Liga y Champions.
Mientras los clubes intentan reorganizarse, la liga vivió un día decisivo en materia administrativa. Los veinte equipos votaron reformas que modificarán la estructura competitiva de los próximos años. Estas reformas, conocidas como cambios financieros en la Premier League, incluyen un nuevo límite proporcional de gasto que establece que, desde la temporada 2026-2027, ningún club podrá destinar más del 85 por ciento de sus ingresos a salarios, traspasos y comisiones.
Aunque el cambio parece profundo, en la práctica no lo es tanto: los clubes que juegan en torneos europeos ya cumplen la regla de la UEFA, que fija un límite incluso más estricto, del 70 por ciento.
Lo que sí generó tensión fue la propuesta conocida como TBA, una fórmula que habría limitado el gasto total en plantilla según los ingresos televisivos del colista. Bajo ese sistema, ningún club habría podido invertir más de 550 millones de libras, afectando de lleno a los equipos con mayor poder económico. La propuesta fue rechazada, lo que muchos consideran una victoria para la liga tal como la conocemos hoy.
Fuentes del sector aseguran que aprobar el TBA habría marcado un precedente peligroso que podría haberse extendido a otras ligas e incluso a competiciones europeas.
Con lesiones que obligan a ajustes urgentes y con cambios financieros en la Premier League que marcarán el rumbo a partir de 2026, el fútbol inglés entra en una etapa de transición que pondrá a prueba la profundidad, estabilidad y estrategia de cada club.











