La sopa de lasaña es la versión más fácil y reconfortante del clásico italiano. Reúne todos los sabores que amamos de la lasaña tradicional —carne, tomate, especias, pasta y queso derretido— pero en un formato mucho más rápido y sencillo de preparar. Es ideal para una cena familiar entre semana o para un domingo relajado con comida de cuchara.
Ingredientes (6 porciones)
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 500 g de carne molida de res (puede mezclarse con cerdo)
- 1 cebolla mediana picada
- 3 dientes de ajo picados
- 1 lata (800 g) de tomates triturados
- 1 litro de caldo de pollo o res
- 2 cucharadas de pasta de tomate
- 2 cucharaditas de orégano seco
- 1 cucharadita de albahaca seca
- ½ cucharadita de hojuelas de chile rojo (opcional)
- Sal y pimienta al gusto
- 200 g de pasta tipo mafalda corta o trozos de lasaña quebrada
- 1 taza de queso ricotta
- ½ taza de queso mozzarella rallado
- ¼ taza de queso parmesano rallado
- Albahaca fresca para decorar
Preparación
- En una olla grande, calienta el aceite y sofríe la carne con sal y pimienta hasta que se dore.
- Añade la cebolla y el ajo, cocina hasta que estén fragantes.
- Incorpora los tomates triturados, caldo, pasta de tomate, orégano, albahaca y hojuelas de chile. Mezcla bien y cocina a fuego medio 20 minutos.
- Añade la pasta y cocina hasta que esté al dente (aprox. 10 minutos).
- Justo antes de servir, prueba y ajusta sal y pimienta.
- Sirve en tazones hondos y coloca encima una cucharada de ricotta, un poco de mozzarella y parmesano.
- Decora con albahaca fresca.
Consejos
- Puedes preparar la base con anticipación y añadir la pasta justo antes de servir para que no se sobrecocine.
- Para una versión más ligera, sustituye parte de la carne por champiñones picados.
- Acompaña con pan de ajo o una ensalada fresca.
La sopa de lasaña es la prueba de que un plato clásico puede reinventarse sin perder su esencia: misma comodidad, más rapidez y un sabor que conquista.