El referéndum que se celebra este domingo en Ecuador ha despertado atención internacional, especialmente en Estados Unidos, donde el expresidente Donald Trump y miembros de su administración han expresado interés en que el país sudamericano autorice nuevamente la presencia de bases militares extranjeras.
La consulta incluye una enmienda que podría modificar el artículo 5 de la Constitución ecuatoriana, el cual prohíbe desde 2008 la instalación de bases foráneas. Si la mayoría vota por el “sí”, se abriría la puerta a que EE. UU. vuelva a operar en territorio ecuatoriano, tras haber sido expulsado en 2009 de la base de Manta, donde coordinaba operaciones antinarcóticos.
Washington observa de cerca el resultado
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, han reiterado públicamente el interés del gobierno de Trump en retomar presencia militar en el Pacífico Este Tropical, una zona considerada estratégica por Washington para combatir el narcotráfico y la pesca ilegal.
Durante una visita a Quito, Rubio declaró que si Ecuador los “invita a regresar”, Estados Unidos “evaluaría con interés la posibilidad de volver”, subrayando el valor geopolítico de la región.
Por su parte, Noem visitó recientemente las bases de Manta y Salinas, junto al presidente ecuatoriano Daniel Noboa, quien aclaró que el plan no contempla presencia militar en las islas Galápagos, como habían denunciado sectores ambientalistas.
Noboa sostiene que el retorno de la cooperación con EE. UU. no implica pérdida de soberanía, sino una estrategia para combatir el narcotráfico y el crimen organizado, que se han expandido por las costas del país.
Una alianza en nombre de la seguridad
El mandatario ha defendido que la propuesta no busca instalar “bases militares tradicionales”, sino centros de control regional dedicados a vigilar la pesca ilegal o rutas del narcotráfico, con participación de varios países aliados.
“Tenemos que estar aliados no solo con Estados Unidos, sino con todos los que luchan contra el narcotráfico y el terrorismo”, afirmó el ministro del Interior, John Reimberg, durante un recorrido con Noem.
El gobierno ecuatoriano también ha conversado con Brasil sobre la creación de una base policial amazónica en Sucumbíos y Orellana, zonas golpeadas por la minería ilegal y la violencia.
La oposición denuncia pérdida de soberanía
El bloque correísta, liderado por el expresidente Rafael Correa, rechaza de forma tajante la propuesta, argumentando que no resolverá la actual crisis de inseguridad ni reducirá los índices de violencia.
“Desde que se fue la base de Manta, a Ecuador le fue mejor. No necesitamos presencia militar extranjera”, declaró Correa en una entrevista junto a la excandidata presidencial Luisa González, quien acusó al gobierno de Noboa de “entregar la soberanía nacional al poder militar extranjero”.
Ambos recordaron que durante la permanencia de tropas estadounidenses en Manta se denunciaron abusos y falta de control sobre sus actividades.
Mientras tanto, el gobierno insiste en que una cooperación más estrecha con Washington fortalecerá la seguridad marítima y la lucha antidrogas, en un momento en que Ecuador enfrenta niveles récord de violencia y narcotráfico.
El resultado del referéndum determinará si el país mantiene su política de soberanía plena o retoma su alianza militar histórica con Estados Unidos, en lo que podría ser un giro trascendental en la estrategia de seguridad regional.











