El mundo arqueológico vuelve a girar en torno a un nombre que fascina desde hace más de un siglo: Nefertiti. Nuevas investigaciones realizadas en el Valle de los Reyes sugieren la posible existencia de una cámara oculta de Nefertiti detrás de las paredes norte y oeste de la tumba de Tutankamón. Este hallazgo, aún en estudio, podría transformar de manera radical lo que se conoce sobre la reina más enigmática de la dinastía XVIII.
La hipótesis cobró fuerza tras análisis con radar y escáneres de alta frecuencia que detectaron irregularidades en la estructura interna de la tumba KV62. Desde 2015, distintos equipos de Egipto, Japón e Italia han presentado resultados que indican zonas huecas y patrones arquitectónicos que no coinciden con la construcción original atribuida al joven faraón. La posibilidad de que estas cavidades correspondan a una cámara funeraria anterior es el centro del debate.
La idea de una cámara oculta de Nefertiti surgió inicialmente cuando el egiptólogo Nicholas Reeves propuso que la tumba de Tutankamón podría ser una extensión adaptada de un sepulcro ya existente. Según esta teoría, el faraón habría sido enterrado apresuradamente, por lo que se reutilizó una estructura diseñada para una figura de mayor rango, posiblemente la propia Nefertiti.
Los escaneos revelan líneas rectas y diferencias en el grosor del muro que, para los especialistas, son indicadores de una puerta sellada. Si se confirma, no solo se trataría del hallazgo arqueológico del siglo, sino de una pieza clave para comprender el turbulento final del período amarniense. La reina, célebre por su belleza y su influencia política, desapareció de los registros oficiales sin explicación clara.
La cautela sigue siendo necesaria. Las autoridades egipcias avanzan lentamente para evitar daños en la tumba de Tutankamón, cuyo valor histórico y turístico requiere medidas extremas de conservación. Aun así, el interés por la cámara oculta de Nefertiti crece a medida que nuevos datos sugieren que la respuesta está a centímetros de distancia, detrás de un muro que ha permanecido sellado durante más de tres mil años.
Si la cámara existe y pertenece a la reina, Egipto volverá a ofrecer al mundo una revelación monumental. Un recordatorio de que sus desiertos todavía guardan secretos capaces de desafiar todo lo que creíamos saber sobre sus faraones.










