Home/Insólito/Augusto, el domador del lobo: cómo un joven de 19 años convirtió el caos de Roma en un imperio

Augusto, el domador del lobo: cómo un joven de 19 años convirtió el caos de Roma en un imperio

Facebook
Twitter
Pinterest
Estatua del emperador romano Augusto. Via dei Fori Imperiali. Roma. Lacio. Italia. Augusto, también conocido como Octavio, fue el fundador del Imperio romano, que reinó como primer emperador romano desde el año 27 a. C. hasta su muerte en el año 14 d. C. Luca Roggero/ Dreamstime.com

La muerte de Julio César en los Idus de marzo del 44 antes de Cristo marcó algo más profundo que la caída de un dictador. Con su asesinato, la República romana perdió su rumbo. El Senado quedó dividido, los ejércitos se fragmentaron y Roma, una ciudad acostumbrada a dominar, se encontró dominada por su propia ambición. En medio de ese torbellino surgió un joven de apenas 19 años que nadie esperaba que sobreviviera al primer golpe del poder. Ese joven sería conocido como Augusto el domador del lobo.

Gayo Octavio, hijo adoptivo de César, llegó a Roma con una mezcla de prudencia y ferocidad contenida. No tenía la experiencia militar de Marco Antonio ni el prestigio político de los conspiradores, pero poseía algo más peligroso: paciencia estratégica. Primero vengó a su padre adoptivo en la batalla de Filipos en el 42 antes de Cristo. Luego esperó el momento exacto para enfrentarse a Antonio y Cleopatra en Actium en el 31, una victoria que selló el destino del Mediterráneo.

A diferencia de los generales que lo precedieron, Augusto el domador del lobo no buscó gloria solo con la espada. Entendió que Roma estaba cansada del derramamiento de sangre. Por eso se presentó como restaurador de la República, aunque en realidad construía, ladrillo a ladrillo, un nuevo sistema político centrado en su figura. Reorganizó el ejército, profesionalizó la administración, promovió leyes que reforzaban la moral pública y transformó la ciudad con monumentos que parecían desafiar al tiempo.

De su gobierno nació la Pax Romana, dos siglos de relativa estabilidad que permitieron el florecimiento de la economía, el arte y la arquitectura. Roma dejó de ser una loba hambrienta y se convirtió en un imperio disciplinado, capaz de gobernar pueblos diversos sin perder su identidad.

En el equilibrio entre control y moderación, Augusto el domador del lobo logró algo extraordinario. Tomó una república rota y, sin proclamarse rey, creó el imperio más duradero del mundo antiguo. Su poder no fue solo militar, fue psicológico. Domó la violencia, templó la ambición y dio forma a un sistema que sobrevivió mucho después de su muerte.

El Especialito

El Especialito

What to read next...

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *