Crujiente por fuera, jugoso por dentro y cubierto con salsa de tomate y queso derretido, el pollo a la parmesana es un clásico que nunca pasa de moda. Perfecto para una cena especial o para consentir a la familia.
Ingredientes
- 4 pechugas de pollo sin piel ni hueso
- Sal y pimienta al gusto
- 1 taza de harina de trigo
- 2 huevos batidos
- 1 taza de pan rallado
- ½ taza de queso parmesano rallado
- 2 tazas de salsa de tomate (tipo marinara)
- 1 taza de queso mozzarella rallado
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- Hojas de albahaca fresca para decorar
Preparación
- Sazona las pechugas con sal y pimienta.
- Pasa cada pieza por harina, luego por huevo batido y finalmente por una mezcla de pan rallado y queso parmesano.
- Calienta el aceite en una sartén grande y dora las pechugas 3-4 minutos por lado hasta que estén doradas.
- Coloca el pollo en una bandeja para horno, cúbrelo con salsa de tomate y luego con mozzarella rallada.
- Hornea a 180 °C (350 °F) durante 15-20 minutos o hasta que el queso esté derretido y burbujeante.
- Decora con hojas de albahaca fresca antes de servir.
Sugerencia de presentación
Acompaña con pasta espagueti o una ensalada verde fresca para un plato completo.
El pollo a la parmesana es uno de esos platos que nunca decepciona. Su mezcla de texturas y sabores lo convierten en un favorito que gusta a grandes y chicos. Prepararlo en casa es más sencillo de lo que imaginas y, con ingredientes frescos, el resultado es digno de restaurante. Perfecto para compartir en familia o impresionar a tus invitados.