El 31 de agosto de 1997, el mundo despertó con una noticia que parecía imposible: la princesa Diana había muerto en un accidente automovilístico en París. Tenía apenas 36 años y su vida, seguida con obsesión por millones, se apagaba en un túnel bajo el puente del Alma. Su pareja, Dodi Al Fayed, también perdió la vida, y el conductor del Mercedes, Henri Paul, falleció en el acto. El único sobreviviente fue el guardaespaldas Trevor Rees-Jones. La noticia recorrió el planeta en cuestión de horas y generó una ola de duelo que no se había visto desde la muerte de John F. Kennedy.

La investigación oficial concluyó que la tragedia fue producto de un accidente causado por la alta velocidad y el estado de embriaguez de Henri Paul. Además, los paparazzi que perseguían el vehículo crearon un ambiente de presión que contribuyó al desastre. Sin embargo, con el paso del tiempo, muchas preguntas quedaron sin responder, y alrededor de su muerte surgieron teorías que mantienen vivo el misterio.
Una de las más conocidas provino de Mohamed Al Fayed, padre de Dodi, quien aseguró que su hijo y Diana fueron víctimas de una conspiración orquestada por la familia real británica para impedir que la princesa se casara con un musulmán. Años después, la investigación británica Operation Paget revisó estas acusaciones y las declaró infundadas, pero la duda ya se había instalado en la opinión pública.
Otra teoría señala que Diana había expresado su temor de ser víctima de un accidente provocado. Una carta escrita por ella en 1995 salió a la luz después de su muerte, en la que decía que “alguien” planeaba un choque automovilístico para acabar con su vida. Aunque nunca se probó ninguna conspiración, la existencia de esa carta alimentó la suspicacia.
A lo largo de 27 años, el recuerdo de Diana ha permanecido intacto. No solo como “la princesa del pueblo”, sino también como una figura envuelta en misterio. Lo ocurrido en aquel túnel de París parece sencillo en su explicación oficial, pero para muchos el vacío de respuestas concretas, las declaraciones contradictorias y la magnitud de su figura han hecho imposible que se cierre del todo el capítulo. Quizás por eso, cada aniversario no solo se recuerda a Diana con respeto, también se reaviva la pregunta: ¿fue simplemente un accidente o hubo algo más detrás?