El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) abrirá el próximo 10 de noviembre su exposición más ambiciosa dedicada al artista cubano Wifredo Lam, considerado una de las figuras más influyentes del arte moderno del siglo XX. Bajo el título “Wifredo Lam: Cuando no duermo, sueño”, la muestra reúne 130 obras que abarcan pintura, escultura y poesía, y que reflejan la vida nómada y la visión transnacional del creador de raíces africanas y chinas.
Un recorrido vital y artístico sin fronteras
La exposición, organizada por el nuevo director del MoMA, Christophe Cherix, busca destacar el poder transformador del arte de Lam, quien supo convertir las adversidades en inspiración. Su obra “La jungla” (1942-43), uno de los murales más emblemáticos de su carrera, combina óleo y carbón sobre papel para plasmar un universo donde conviven cuerpos humanos, vegetación tropical y símbolos de la santería afrocubana.
Otra pieza clave que se exhibe por primera vez en Estados Unidos es “La guerra civil”, creada durante su estancia en España. En ella, Lam retrata el drama del conflicto que lo obligó a exiliarse en París, donde se integró al círculo de artistas vanguardistas y conoció a figuras como Pablo Picasso y André Breton.
También se presentan obras de fuerte carga emocional como “Dolor de España” y “Madre y niño”, inspiradas en la pérdida de su esposa y su hijo. Esta última fue, además, la primera pintura de Lam adquirida por el MoMA, bajo la dirección de Alfred H. Barr Jr.
Un legado que trasciende generaciones
Entre las piezas más esperadas está el monumental mural “Grande Composition” (1949), recién adquirido a un coleccionista privado en París y exhibido por primera vez en más de seis décadas. En él, Lam mezcla influencias del arte africano, nativo americano y oceánico con aves que simbolizan libertad y pertenencia.
La curadora Beverly Adams destacó que el legado de Lam no solo se mide por su obra, sino por el impacto que tuvo en sus contemporáneos. Su influencia se refleja en la poesía, el surrealismo y la pintura del siglo XX, en diálogo con autores como Édouard Glissant y René Char.
El hijo del artista, Eskil Lam, celebró el reconocimiento: “El momento ha llegado para que el MoMA lo sitúe en el lugar que merece”. Sin embargo, la retrospectiva no incluye piezas del Museo de Bellas Artes de La Habana, que declinó prestar obras por temor a posibles incautaciones derivadas de litigios en Estados Unidos.
La exposición Wifredo Lam en el MoMA no solo reivindica al artista como figura clave del arte moderno, sino también como un símbolo de resistencia cultural, identidad híbrida y libertad creativa.