Dua Lipa ofreció este lunes el primero de los tres conciertos programados en la Ciudad de México como parte del cierre de su Radical Optimism Tour, un espectáculo que desató euforia entre sus seguidores y reafirmó el peso de la capital como parada imprescindible para las grandes giras internacionales. La presentación, celebrada en el Estadio GNP, reunió a 65.000 personas que vivieron una noche intensa, festiva y profundamente emocional.
La energía se sintió desde horas antes del concierto, con largas filas, transporte rebasado y miles de fanáticos cargando pancartas, luces y ansiedad acumulada desde semanas atrás. Dua Lipa en Ciudad de México centró buena parte de su repertorio en su nuevo álbum, combinándolo con los éxitos que la han convertido en una figura global del pop.
El escenario reforzó la experiencia con visuales contundentes, luces neón, efectos de pirotecnia y coreografías milimétricas. Hubo momentos de conexión especial, como cuando la artista bajó del escenario para tomarse selfies con los fans y hablarles en español, desatando gritos y aplausos.
El instante más esperado llegó con su interpretación de “Bésame Mucho”, el clásico de Consuelo Velázquez. Fiel a su costumbre de cantar una canción local en cada país que visita, Dua Lipa en Ciudad de México eligió uno de los temas más universalmente mexicanos. La respuesta fue inmediata: “¡Dua, hermana, ya eres mexicana!”, coreó el público mientras la cantante sonreía sonrojada.
Su visita no se limitó al escenario. Horas antes del concierto inauguró una taquería temporal en la capital, “La Dua”, con menú temático, ambientación musical y mercancía especial, un gesto que se volvió viral y que reforzó el vínculo con sus seguidores mexicanos.
Esta es la segunda vez que Dua Lipa se presenta en la capital como parte de una gira mundial, luego de su paso por el Foro Sol en 2022. Antes, en 2017, había actuado en el Corona Capital. Ahora, con tres fechas consecutivas —1, 2 y 5 de diciembre—, la cantante de 30 años cierra una etapa decisiva de su carrera con un espectáculo que se convirtió en fenómeno cultural, social y turístico.
Para los asistentes, la noche fue más que un concierto: se sintió como una celebración de identidad, música y cercanía. Para la Ciudad de México, un recordatorio de su capacidad para emocionar y atraer al mundo con fuerza propia.











