La diabetes en niños y adolescentes está aumentando a un ritmo alarmante. Un informe global revela que los casos casi se duplicaron entre 1990 y 2021, pasando de 25 a cerca de 50 por cada 100,000 jóvenes. El crecimiento refleja una crisis de salud que afecta a países de todos los niveles socioeconómicos y que exige acciones inmediatas de prevención y tratamiento.
Por qué aumenta la diabetes en niños y adolescentes
El aumento está ligado principalmente a la diabetes tipo 2, asociada con la obesidad, el sedentarismo y las dietas poco saludables. Aunque la diabetes tipo 1 sigue presente, el mayor incremento proviene de la tipo 2, que antes era casi exclusiva de los adultos.
Los especialistas señalan también factores ambientales y metabólicos, como niveles altos de glucosa en ayunas y exceso de peso, que elevan el riesgo en la juventud.
Consecuencias para la salud pública
Aunque la mortalidad por diabetes en niños y adolescentes ha disminuido ligeramente gracias a mejores tratamientos, la incidencia continúa en aumento. Esto significa que los sistemas de salud se enfrentan a una carga creciente de pacientes que necesitarán atención de por vida.
La Organización Mundial de la Salud advierte que, si no se toman medidas urgentes, la diabetes tipo 2 seguirá expandiéndose en adolescentes y jóvenes adultos, con consecuencias a largo plazo para la salud cardiovascular, renal y metabólica.
Qué pueden hacer las familias
La detección temprana es clave. Padres y cuidadores deben estar atentos a síntomas como sed excesiva, aumento en la frecuencia urinaria, fatiga y pérdida de peso inexplicable. Además, la prevención comienza en casa: fomentar una alimentación equilibrada, limitar los alimentos ultraprocesados y promover actividad física diaria son pasos fundamentales para reducir el riesgo.
Ética y desigualdades
El aumento de casos de diabetes en niños y adolescentes también refleja desigualdades. En comunidades con menos recursos, el acceso a pruebas de diagnóstico y a tratamientos modernos sigue siendo limitado. Esto plantea un dilema ético: ¿cómo garantizar que todos los niños tengan las mismas oportunidades de prevención y cuidado, sin importar su lugar de origen o nivel socioeconómico?