La decisión de una madre colombiana se convirtió esta semana en un reflejo del clima migratorio que se vive en Estados Unidos. La joven de 28 años tomó la determinación de abandonar el país de forma voluntaria para evitar que sus cuatro hijos presenciaran el trauma de un arresto. La historia de cómo esta madre colombiana se autodeporta comenzó a viralizarse por su carga emocional y por el retrato que ofrece de miles de familias en situaciones similares.
Yarlidis Goez-Santos vivía desde enero bajo un miedo constante. Ese mes, agentes de ICE arrestaron a su esposo mientras iba camino al trabajo. La escena cambió por completo la rutina familiar. Ella asegura que lo estaban esperando en la calle y que todo ocurrió en segundos, sin margen para reaccionar. Desde entonces, la sensación de persecución se volvió parte de su día a día.
La madre había llegado a Estados Unidos tres años atrás, tras escapar de episodios de violencia en Colombia. La familia cruzó la frontera por El Paso, Texas, y presentó una solicitud de asilo. El caso terminó siendo negado, lo que dejó a todos en un limbo sin muchas alternativas. El temor aumentó meses después, cuando agentes de ICE tocaron la puerta de su hogar en Tucson. Yarlidis no abrió, pero entendió que su arresto era solo cuestión de tiempo.
El encierro se volvió rutina. Solo salía para citas médicas de los niños o situaciones urgentes. Aun así, afirma que, de volver al pasado, repetiría el intento de cruzar la frontera. La familia llegó guiada por la esperanza y por la solidaridad de desconocidos que les ofrecieron ayuda durante el paso por México, donde incluso viajaron en el tren conocido como La bestia.
El final del sueño americano llegó con una decisión forzada. Bajo la Administración Trump, el país ha reportado más de medio millón de expulsiones desde enero y un récord de autodeportaciones que supera 1,6 millones. La madre colombiana se autodeporta utilizando la aplicación oficial de CBP para realizar los trámites y coordinar la entrega con ICE. La familia viajará primero a Luisiana y desde allí tomará un vuelo hacia Colombia.
Ella asegura que las autoridades le prometieron mil dólares por salir del país, aunque aún no sabe cuándo o cómo recibirá el dinero. De lograrlo, planea destinarlo al bienestar de sus hijos, dos de los cuales son ciudadanos estadounidenses. La hija mayor, de nueve años, confesó entre lágrimas su deseo de regresar a Colombia por el temor constante a una separación.
La familia solo pudo llevar una maleta de 40 libras cada uno. Goez-Santos describe el proceso como el acto doloroso de empacar una vida entera. En Arizona queda la abuela de los niños, quien todavía tiene pendiente su caso de asilo.
Antes de despedirse de Estados Unidos, la madre envió un mensaje dirigido al presidente Trump. Le recordó que también proviene de una familia migrante y afirmó que no todos los migrantes son personas malas. Su salida simboliza un cierre amargo para una familia que buscó seguridad y terminó marcada por el miedo y la incertidumbre.











