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Vitaminas, longevidad y suplementos: ¿moda o ciencia real?

En los últimos años, y especialmente en 2025, ha aumentado notablemente el interés por vivir más y mejor. Las búsquedas en internet sobre “suplementos para la longevidad” y “vitaminas para prevenir enfermedades” se han disparado. La promesa de una vida más larga gracias a cápsulas, polvos o extractos ha llevado a millones de personas a …

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© Puhhha | Dreamstime.com

En los últimos años, y especialmente en 2025, ha aumentado notablemente el interés por vivir más y mejor. Las búsquedas en internet sobre “suplementos para la longevidad” y “vitaminas para prevenir enfermedades” se han disparado. La promesa de una vida más larga gracias a cápsulas, polvos o extractos ha llevado a millones de personas a invertir en productos que prometen mejorar la salud celular, reducir el envejecimiento y aumentar la energía. Pero, ¿realmente funcionan? ¿O se trata solo de una moda impulsada por el marketing?

Una industria en expansión

El mercado global de suplementos nutricionales se proyecta en más de 140 mil millones de dólares en 2025. Entre los productos más vendidos destacan los multivitamínicos, el colágeno, la coenzima Q10, el resveratrol, los probióticos y, más recientemente, la nicotinamida mononucleótido (NMN), un compuesto relacionado con la salud mitocondrial.

Estos productos prometen reforzar el sistema inmune, mejorar la digestión, proteger el corazón o incluso “rejuvenecer” las células. Empresas emergentes y gigantes farmacéuticos por igual invierten en fórmulas que imitan los efectos del ayuno, la meditación o la actividad física.

¿Qué dice la ciencia?

Algunos suplementos cuentan con evidencia científica sólida. La vitamina D, por ejemplo, es clave para la salud ósea y el sistema inmune, especialmente en personas mayores o con poca exposición al sol. Los ácidos grasos omega-3, presentes en cápsulas de aceite de pescado, se han relacionado con la salud cardiovascular y cerebral. Y los probióticos pueden ser útiles para mejorar el equilibrio intestinal en ciertos casos.

Sin embargo, muchos productos de moda carecen de estudios clínicos concluyentes. Sustancias como el resveratrol o el NMN han mostrado efectos prometedores en animales, pero no hay suficiente evidencia en humanos que respalde su uso como terapia de longevidad. Además, tomar altas dosis de ciertos suplementos sin supervisión médica puede ser riesgoso.

El rol del marketing

Detrás de la fiebre por los suplementos hay una maquinaria publicitaria poderosa. Influencers, celebridades y programas de televisión recomiendan “el nuevo secreto antiedad” sin mencionar los riesgos, la falta de regulación o el hecho de que muchos suplementos no están aprobados por agencias como la FDA. En muchos países, estos productos se venden como alimentos, no como medicamentos, lo que significa que no deben demostrar eficacia antes de llegar al mercado.

Este contexto facilita la proliferación de marcas que prometen beneficios exagerados o incluso engañosos.

¿Quién debería tomar suplementos?

En general, una persona sana que lleva una dieta balanceada no necesita suplementos diarios. Sin embargo, hay casos donde sí son recomendables:

  • Personas con deficiencias nutricionales diagnosticadas (como hierro, vitamina B12 o calcio).
  • Adultos mayores con pérdida de apetito o menor absorción de nutrientes.
  • Mujeres embarazadas, especialmente para prevenir defectos congénitos con ácido fólico.
  • Personas con restricciones alimentarias (veganos, intolerancias, etc.).

Lo ideal es consultar con un médico o nutricionista antes de iniciar cualquier suplemento.

Longevidad verdadera: más allá de las cápsulas

Aunque los suplementos pueden complementar la salud, no sustituyen los pilares fundamentales de una vida larga y saludable: buena alimentación, ejercicio regular, sueño de calidad, manejo del estrés y relaciones sociales sólidas. Estas prácticas tienen más respaldo científico que cualquier frasco de pastillas.

La longevidad no viene en una cápsula mágica. Si bien algunos suplementos pueden ser aliados valiosos, otros no son más que promesas vacías. La clave está en la información, el sentido común y la consulta profesional. Antes de gastar dinero en lo último en moda antienvejecimiento, conviene recordar que lo más simple —y comprobado— sigue siendo lo más efectivo.

El Especialito

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