La redada de inmigración ocurrida la madrugada del jueves 13 de noviembre dejó a una madre mexicana y a sus cuatro hijos ciudadanos estadounidenses en estado de shock. Jennifer, de 33 años, aseguró que agentes armados entraron a la fuerza en su apartamento en Nueva York sin identificarse y sin presentar una orden judicial.
Según explicó al medio The City, la redada de inmigración comenzó con golpes violentos en puertas y ventanas durante más de media hora. Dentro del hogar, los niños de 13, 10, 6 y dos años despertaron aterrorizados. “No sabía qué decirles”, contó la madre.
Videos difundidos por la New York Immigration Coalition muestran a los agentes entrando con linternas, armas largas y equipo táctico. En la grabación se escucha a uno de ellos gritar: “Levanta las putas manos, estúpida”, antes de arrebatarle el teléfono a la mujer.
Jennifer aseguró que la arrastraron por el cabello y que uno de los agentes apuntó con un rifle a su hija mayor. Los agentes estaban buscando a un primo que no vive con la familia desde hace dos años y del cual no se ha aclarado si enfrenta cargos penales o administrativos.
El ruido hizo que los vecinos llamaran al NYPD creyendo que se trataba de un asalto. Tras hablar brevemente con los agentes federales, la policía local se retiró.
Dentro del apartamento, los agentes insistieron en saber el estatus migratorio de los niños. Jennifer respondió que todos nacieron en Estados Unidos. Según su testimonio, la amenazaron con llamar a Servicios para Niños y “deportarla” si no colaboraba. Finalmente, la forzaron a llamar a su primo, quien accedió a entregarse días después.
Murad Awawdeh, director de la Coalición de Inmigración de Nueva York, denunció que esta redada de inmigración muestra un patrón peligroso: “ICE es una agencia descontrolada que aterroriza ilegalmente a los neoyorquinos”.
Organizaciones de derechos civiles señalan que no es un caso aislado y que situaciones similares han separado familias, incluso cuando los menores son ciudadanos estadounidenses.
Mientras la familia intenta recuperar estabilidad emocional, grupos comunitarios exigen transparencia y responsabilidad en las operaciones federales. Para Jennifer, la prioridad ahora es una sola: que sus hijos vuelvan a sentirse seguros en su propio hogar.











