La crème brûlée de calabaza combina lo mejor de dos mundos: la textura sedosa del clásico postre francés y el sabor cálido y especiado del otoño. Con un toque de canela, nuez moscada y puré de calabaza, este postre es cremoso, sofisticado y con esa capa crujiente de azúcar que se rompe con la cuchara, justo como debe ser.
Ingredientes (6 porciones)
- 1 taza de puré de calabaza (puede ser butternut o enlatado)
- 2 tazas de crema espesa (nata para batir)
- ½ taza de azúcar
- 5 yemas de huevo
- ½ cucharadita de canela en polvo
- ¼ cucharadita de nuez moscada
- ¼ cucharadita de jengibre en polvo
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- ¼ taza de azúcar extra (para caramelizar la superficie)
Preparación
- Precalienta el horno a 160 °C (325 °F).
- En una cacerola, calienta la crema con las especias (canela, nuez moscada y jengibre) hasta que esté caliente pero sin hervir. Retira del fuego y deja reposar unos minutos.
- En un bol, bate las yemas con el azúcar hasta que la mezcla esté pálida y espesa.
- Agrega el puré de calabaza y la vainilla, y mezcla bien.
- Vierte lentamente la crema caliente sobre la mezcla de yemas, batiendo constantemente para evitar que se cocinen.
- Cuela la mezcla para eliminar grumos y vierte en 6 moldes individuales (ramekins).
- Coloca los ramekins en una bandeja y vierte agua caliente hasta cubrir la mitad de su altura (baño María).
- Hornea 40–45 minutos o hasta que el centro esté firme pero ligeramente tembloroso.
- Enfría a temperatura ambiente y luego refrigera al menos 4 horas (o toda la noche).
- Justo antes de servir, espolvorea una cucharadita de azúcar sobre cada porción y carameliza con un soplete o bajo el broil del horno hasta que quede dorado y crujiente.
Consejos
- Usa crema espesa de buena calidad, ya que define la textura.
- Si no tienes soplete, puedes colocar los ramekins muy cerca del grill del horno y vigilarlos de cerca.
- Sirve con un toque de crema batida o una pizca de canela encima para un acabado más festivo.
La crème brûlée de calabaza es el postre ideal para cerrar una cena otoñal con un toque elegante. Cada cucharada combina suavidad, calidez y un crujido irresistible.
