Estados Unidos incautó esta semana un petrolero en el mar Caribe que transportaba crudo venezolano, en una operación autorizada por un juez federal que ha provocado una nueva escalada de tensión diplomática entre Washington y el Gobierno de Nicolás Maduro.
El presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó la incautación y afirmó que su país se quedará con el petróleo transportado por el buque, mientras que Maduro denunció el hecho como un acto de “piratería criminal” y acusó a Estados Unidos de violar el derecho internacional.
El episodio marca un endurecimiento de la estrategia de presión de la Casa Blanca contra Caracas, en un contexto de operativos militares estadounidenses en el Caribe y de acusaciones contra el Gobierno venezolano por presuntos vínculos con el narcotráfico.
¿Qué ocurrió con el petrolero?
El buque Skipper, sancionado por Estados Unidos en 2022 por presuntamente transportar petróleo iraní, fue interceptado el miércoles en aguas del Caribe por fuerzas estadounidenses. En esta ocasión, según Washington, el petrolero transportaba crudo venezolano.
De acuerdo con autoridades estadounidenses, el barco navegaba bajo una bandera falsa de Guyana, país vecino de Venezuela que ha respaldado el despliegue militar de EE. UU. en el Caribe y mantiene una disputa territorial con Caracas por la región del Esequibo.
Imágenes difundidas por la Fiscalía estadounidense muestran a tropas armadas abordando el buque desde un helicóptero y tomando el control de la nave, de aproximadamente 333 metros de eslora.
El Gobierno venezolano denunció que los tripulantes quedaron incomunicados, mientras que la Casa Blanca aseguró que investigadores estadounidenses se encuentran a bordo interrogando a la tripulación.
¿Qué pasará con el petróleo incautado?
Según Caracas, el Skipper transportaba 1,9 millones de barriles de crudo pertenecientes a la estatal PDVSA, aunque no se precisó el destino final del cargamento.
Trump afirmó que Estados Unidos se quedará con el petróleo, mientras que Maduro acusó a Washington de intentar “robar” recursos venezolanos. La Casa Blanca confirmó que el buque está sometido a un proceso judicial de decomiso y será trasladado a un puerto estadounidense.
Debate legal internacional
La legalidad de la incautación ha generado un intenso debate. Estados Unidos sostiene que actuó conforme a su régimen de sanciones, mientras que Venezuela y sus aliados denuncian una violación del derecho internacional.
Washington podría argumentar que el barco era apátrida, dado que Guyana negó que estuviera autorizado a navegar bajo su bandera. Sin embargo, expertos cuestionan esa interpretación.
“Estados Unidos no tiene jurisdicción para imponer sanciones unilaterales a actores no estadounidenses fuera de su territorio”, afirmó Francisco Rodríguez, del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR), quien advirtió que la incautación “sienta un precedente peligroso”.
Impacto en el sector petrolero venezolano
Venezuela, que posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, depende del crudo para más del 80 % de sus exportaciones. Analistas coinciden en que el decomiso aumenta la incertidumbre entre compradores y transportistas.
“Las interrupciones en los envíos debilitan al régimen al reducir sus ingresos”, señaló Jason Marczak, del Atlantic Council.
Pese a las tensiones, PDVSA continúa operando junto a la estadounidense Chevron bajo una licencia especial otorgada por el Departamento del Tesoro.
Relación con los operativos en el Caribe
La Administración Trump ha vinculado la incautación con su campaña militar en el Caribe contra embarcaciones que, según Washington, transportan drogas y estarían vinculadas al Gobierno venezolano, aunque no ha presentado pruebas públicas.
“Fue una operación exitosa dirigida por el presidente para enfrentar a un régimen que inunda nuestro país con drogas”, afirmó la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.
Consultado sobre si su estrategia hacia Venezuela busca combatir el narcotráfico o apropiarse de petróleo, Trump respondió que “trata de muchas cosas”.
Maduro, por su parte, llamó a la movilización popular y a la organización de milicias ciudadanas frente a lo que calificó como una amenaza directa de Estados Unidos.










