María Corina Machado, la Premio Nobel de la Paz, protagonizó este miércoles un momento histórico al dedicar el galardón al pueblo de Venezuela, a los presos políticos y a quienes han resistido la represión del régimen. La líder opositora no pudo acudir a la ceremonia, pero su hija, Ana Corina Sosa, recibió la medalla y el diploma en su nombre en Oslo, donde confirmó que madre e hija se reencontrarían en cuestión de horas.
Machado, en paradero desconocido desde hace casi año y medio, logró llegar a la capital noruega en condiciones de extremo riesgo. El Instituto Nobel explicó que la opositora había hecho todo lo posible por asistir y celebró que se encuentre a salvo, aunque no pudo participar en los eventos oficiales del día.
Durante el discurso, leído por Sosa, María Corina Machado, la Premio Nobel de la Paz, rindió homenaje a los presos políticos, perseguidos y exiliados. Recordó a los millones de venezolanos que arriesgaron su hogar, su familia y hasta su vida por defender sus derechos. Describió ese éxodo como una herida abierta que aún marca profundamente al país.
La opositora repasó la destrucción democrática iniciada en 1999 y denunció la manipulación electoral, la corrupción institucional y la unión del Estado con redes criminales internacionales. Sin mencionar a Hugo Chávez ni a Nicolás Maduro, habló de un saqueo histórico y de una estrategia para quebrar moralmente a la población mediante el miedo y la desconfianza.
Machado también relató el proceso que revitalizó a la oposición: la organización de primarias, la unidad de fuerzas y su propia gira nacional pese a la persecución. Aunque fue inhabilitada, el movimiento impulsó a Edmundo González Urrutia, de quien dice ganó la elección presidencial con un 67 por ciento gracias a actas digitalizadas por miles de voluntarios.
La respuesta del régimen, denunció, fue el terror: secuestros, desapariciones, torturas y persecución incluso contra ciudadanos que solo compartieron un acta electoral. Sin embargo, María Corina Machado, la Premio Nobel de la Paz, aseguró que Venezuela ya siente cercana su libertad y que la clandestinidad ha servido para preparar una transición ordenada hacia la democracia.
La ceremonia estuvo presidida por los reyes Harald y Sonia de Noruega y contó con la presencia de los presidentes José Raúl Mulino, Javier Milei y Santiago Peña. Los artistas venezolanos Danny Ocean y Gabriela Montero ofrecieron interpretaciones que reforzaron la carga emocional del acto.












