Este viernes, los trabajadores surcoreanos detenidos en Estados Unidos llegaron de regreso a Corea del Sur tras ser repatriados luego de una redada migratoria en una planta de Hyundai ubicada en Georgia. El retorno de estos trabajadores surcoreanos ha provocado un fuerte debate político en Seúl y podría tener repercusiones en las relaciones comerciales entre ambos países.
El vuelo especial operado por Korean Air salió de Atlanta y aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Incheon alrededor de las 15:30 horas locales. A bordo viajaban 330 pasajeros, entre ellos 306 hombres y 10 mujeres surcoreanas, además de una mujer embarazada. Casi todos aceptaron la salida voluntaria, mientras que solo un trabajador decidió permanecer en Estados Unidos.
La redada, llevada a cabo el 4 de septiembre, afectó a unas 475 personas acusadas de permanecer más tiempo del autorizado en sus visados o de realizar actividades no permitidas. Aunque las autoridades estadounidenses aseguraron que el traslado de regreso sería sin esposas, las imágenes difundidas generaron malestar en Corea del Sur y críticas hacia el trato recibido por los repatriados.
El presidente Lee Jae-myung expresó que este episodio mina la confianza de las empresas surcoreanas a la hora de invertir en Estados Unidos, a pesar de los compromisos adquiridos en un acuerdo comercial que aún no ha sido firmado. Al mismo tiempo, Washington reiteró que si Corea del Sur no ratifica dicho acuerdo, los aranceles seguirán vigentes.
En el ámbito empresarial, Hyundai confirmó que el proyecto de la planta de baterías en Georgia sufrirá un retraso de entre dos y tres meses debido a la pérdida de mano de obra especializada. La compañía reconoció que será complicado reemplazar a los trabajadores repatriados, ya que su experiencia técnica no es fácil de encontrar en Estados Unidos.
Aunque el gobierno estadounidense ofreció a los detenidos la opción de quedarse para capacitar a personal local, la mayoría rechazó la propuesta, lo que refuerza la percepción de que no planean regresar en el corto plazo. El caso se ha convertido en un tema central dentro de la agenda diplomática entre Seúl y Washington, que ahora deberán revisar el sistema de visados y buscar soluciones para evitar que incidentes similares vuelvan a repetirse.