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Lo que sabemos sobre variantes recientes del COVID-19 y qué tan cerca estamos de una nueva cepa peligrosa

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© Delstudio | Dreamstime.com

El COVID-19 sigue mutando, como todos los virus. En las últimas semanas investigadores han identificado variantes que llaman la atención, pero hasta ahora ninguna ha sido clasificada como más peligrosa que las anteriores. Aun así, su presencia recuerda que el virus sigue activo y que la vigilancia sanitaria es clave.

Variantes bajo vigilancia

Una de las más mencionadas es NB.1.8.1, apodada de manera informal como “Nimbus”. También se habla de la subvariante XFG, detectada en varios países y considerada dominante en algunas regiones. Ambas pertenecen a la familia de Ómicron, con síntomas similares: dolor de garganta, fiebre, tos, fatiga y malestar general.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado estas variantes como “bajo monitoreo”. Esto significa que requieren observación porque pueden propagarse con rapidez, pero no hay evidencia de que provoquen cuadros más graves o una mayor mortalidad en comparación con versiones previas del virus.

Lo que diferencia a estas variantes

Los datos preliminares sugieren que tanto NB.1.8.1 como XFG tienen una capacidad mayor de evadir parcialmente la inmunidad adquirida por vacunas o infecciones anteriores. Sin embargo, las vacunas actuales continúan mostrando protección efectiva contra hospitalizaciones y formas graves de la enfermedad.

Riesgos y realidades

La OMS y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han señalado que aún no es necesario cambiar el nivel de alerta. La mayoría de los países reporta aumentos moderados en contagios, pero no incrementos significativos en hospitalizaciones o muertes. Esto sugiere que la inmunidad de la población sigue ofreciendo un escudo importante.

Qué esperar hacia adelante

La historia del virus muestra que nuevas mutaciones seguirán apareciendo. Si alguna de ellas logra evadir de manera más completa la inmunidad existente, podrían ser necesarias actualizaciones en las vacunas. Por eso, los programas de vigilancia genómica se consideran fundamentales: permiten detectar cambios a tiempo y reaccionar antes de que se conviertan en un problema mayor.

Conclusión

Hoy no existe una nueva cepa de COVID-19 que represente una amenaza más grave que las anteriores. Pero variantes como NB.1.8.1 y XFG subrayan que el virus no ha desaparecido. Mantenerse vacunado, seguir las recomendaciones de salud pública y estar atentos a la información oficial sigue siendo la mejor forma de cuidarse.

El Especialito

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