Por: Ana Disla
La nueva secuela de Zootopia llega con más corazón, más humor y una historia que vuelve a explorar cómo nuestras diferencias pueden unirnos. Lo que no siempre ve el público es que detrás de esta producción hay profesionales hispanos cuya visión, sensibilidad y ética de trabajo ayudaron a darle vida a esta esperada película. Su participación deja claro que la diversidad no es solo un tema narrativo, sino también una fuerza real dentro de los estudios.
Desde el área editorial hasta la supervisión de animación y la coordinación de producción, estos creadores vivieron el proceso desde ángulos distintos, pero con un entusiasmo común. Ver cómo la película crecía desde las primeras reuniones hasta la versión final fue, para ellos, una experiencia transformadora.
Natalia Adame Mendoza recuerda lo surreal que fue presenciar la evolución de la historia, observar cómo cambiaba con cada descubrimiento del director y asistir a varias de las grabaciones de voz. Ese contacto cercano con el proceso le permitió entender la magnitud del trabajo manual que implica fabricar un mundo entero desde cero.
Para Vanessa Serrano, quien obtuvo su primer crédito en una película de Disney con este proyecto, uno de los aspectos más emocionantes fue estar presente en la coordinación de grabaciones con actores. Explica que el público suele ver solo el día en que la estrella llega al estudio, pero no imagina la logística compleja que existe detrás, especialmente cuando deben grabar en distintos estados o incluso en otros países. Formar parte de esa maquinaria creativa fue, según dice, un sueño cumplido.
Mientras tanto, el animador español Valentín Amador vio este proyecto con la mirada de alguien que ha trabajado en grandes títulos del estudio. Supervisó la animación de Judy Hopps y aportó su enfoque emocional y técnico. Para él, lo más significativo es recordar que su propio camino empezó en Cádiz, un lugar donde trabajar para Disney parecía imposible. Su historia resume lo que muchos jóvenes soñadores necesitan escuchar: las metas lejanas también se alcanzan.
Los tres coinciden en que la identidad hispana les aporta algo especial como creadores. Hablan del humor, la resiliencia, el optimismo y la costumbre de trabajar en comunidad, valores que se sienten todos los días dentro de la producción. También reconocen que crecer entre culturas les dio una mirada amplia, algo que encaja perfectamente con el mensaje central de Zootopia 2.
Tampoco evitan hablar del esfuerzo. Hay días intensos, momentos de presión y fechas límite que obligan a avanzar con rapidez, pero aseguran que nadie baja el nivel de exigencia. Ese orgullo profesional, dicen, es parte de la energía que sostiene la película.
Al final, lo que desean transmitir a la audiencia hispana es simple. Que sus historias sirvan como recordatorio de que la curiosidad, la constancia y la valentía para seguir los sueños pueden abrir puertas que parecen imposibles. Ellos lo comprobaron.
Zootopia 2 llega como una experiencia llena de misterio, humor, acción y emociones que conectan con todos los públicos. Y según quienes ayudaron a construirla desde dentro, ofrece algo más. La oportunidad de ver cómo las historias que celebran la diversidad también se construyen gracias a ella.











