Para entender esta enfermedad desde el punto de vista médico, visita nuestro artículo en la sección Salud sobre la encefalopatía traumática crónica (CTE). En el mundo del deporte, los atletas son vistos como ídolos, ejemplos de fuerza, disciplina y gloria. Pero para algunos, el precio de los golpes repetidos en la cabeza fue mucho más …
CTE: La enfermedad que convirtió a héroes en monstruos

Para entender esta enfermedad desde el punto de vista médico, visita nuestro artículo en la sección Salud sobre la encefalopatía traumática crónica (CTE).
En el mundo del deporte, los atletas son vistos como ídolos, ejemplos de fuerza, disciplina y gloria. Pero para algunos, el precio de los golpes repetidos en la cabeza fue mucho más alto de lo que el público imaginaba. La encefalopatía traumática crónica (CTE) ha sido vinculada a una serie de comportamientos violentos, depresivos y autodestructivos, muchos de los cuales solo se entienden después de su muerte.
Los siguientes casos son trágicos, reales y sorprendentes. No se trata de ficción ni leyendas urbanas. Son historias que conmocionaron al mundo y que muestran cómo una enfermedad puede destruir la mente, la personalidad y la vida misma.
Aaron Hernandez: de la NFL al corredor de la muerte
Aaron Hernandez fue un prometedor jugador de los New England Patriots. Fama, contratos millonarios y un futuro brillante. Pero en 2013 fue arrestado por asesinato, y en 2017, se suicidó en prisión. Tras su muerte, un estudio de su cerebro reveló uno de los casos más severos de CTE jamás visto en un jugador de su edad (27 años).
Los médicos concluyeron que su comportamiento impulsivo, paranoico y violento tenía relación directa con el daño cerebral acumulado. Pasó de estrella deportiva a símbolo trágico del impacto del deporte en la salud mental.
Chris Benoit: la tragedia que sacudió la lucha libre
En 2007, el luchador profesional Chris Benoit mató a su esposa e hijo antes de quitarse la vida. El suceso estremeció a los fans del wrestling en todo el mundo. Inicialmente, se habló de “roid rage”, pero tras examinar su cerebro, los investigadores encontraron un grado de CTE comparable al de un anciano con Alzheimer avanzado.
Benoit había sufrido cientos de golpes a lo largo de su carrera. El resultado fue una pérdida total de control emocional, depresión profunda y alucinaciones, según testigos cercanos.
Chyna: entre la fama y la confusión
Joan Laurer, conocida como Chyna, fue una de las luchadoras más icónicas de la WWE. Después de su retiro, su vida fue marcada por problemas de adicción, trastornos emocionales y conductas erráticas. Murió en 2016 por una sobredosis accidental, y aunque no fue confirmada oficialmente con CTE, sus síntomas y carrera la convirtieron en una posible víctima más.
En entrevistas cercanas a su muerte, Chyna confesaba episodios de confusión mental y pérdida de identidad. Muchos expertos creen que el CTE podría haber sido un factor silencioso en su deterioro.
Junior Seau: sonrisa rota
El jugador de fútbol americano Junior Seau se quitó la vida en 2012 con un disparo al pecho, aparentemente para conservar su cerebro para estudio. Lo logró. Los investigadores confirmaron que sufría de CTE.
Durante sus últimos años, Seau mostraba cambios bruscos de humor, dificultad para dormir y una desconexión emocional creciente. Fue un héroe dentro del campo, pero su vida personal se convirtió en un infierno silencioso.
¿Monstruos o víctimas?
Lo más inquietante es cómo estas personas, una vez carismáticas, empáticas y exitosas, cambiaron completamente. No se trata de justificar crímenes o tragedias, pero sí de comprender que la CTE transforma el cerebro, las emociones y hasta la moral de una persona.
Son víctimas de una enfermedad invisible que aún hoy es difícil de diagnosticar en vida. Estos casos nos obligan a repensar cómo tratamos la salud mental en el deporte y el precio real de la gloria.