Lyle Menéndez, uno de los hermanos condenados por el asesinato de sus padres en 1989, comparece esta semana ante la junta de libertad condicional de California, poco después de que su hermano Erik viera rechazada su propia solicitud.
Ambos cumplen cadena perpetua sin posibilidad de fianza por el asesinato de José y Kitty Menéndez en su mansión de Beverly Hills, un caso que conmocionó a Estados Unidos y se convirtió en uno de los juicios más mediáticos de los años noventa.
La audiencia de Lyle se produce en un clima marcado por el fallo adverso contra Erik, cuya petición fue denegada con el argumento de que aún no ha mostrado suficiente rehabilitación. Observadores legales señalan que este precedente podría pesar en la decisión de la junta sobre Lyle.
Los hermanos Menéndez han cumplido más de tres décadas en prisión y han mantenido que los homicidios se dieron tras años de abusos, un alegato que nunca fue aceptado por el tribunal en su momento.
Si la junta niega la petición, Lyle deberá esperar varios años antes de poder solicitar nuevamente la libertad condicional. El caso sigue generando atención pública y debate sobre justicia, castigo y rehabilitación.